Muchas personas en el transcurso de sus estudios y algunas ya ejerciendo determinada ocupación descubren que no han elegido la carrera correcta, esto puede traer como consecuencia perturbaciones y frustraciones, por considerar que han perdido gran parte su tiempo.
A la hora de elegir una carrera la mayoría de las personas están saliendo de la adolescencia, por lo que no han alcanzado la madurez requerida para tomar esta decisión, además es probable que no hayan recibido la orientación adecuada sobre las ofertas y demandas que les ofrece el mercado, o de cuales son las responsabilidades y aptitudes que exige el ejercicio de esa carrera.
Todas las personas poseemos cualidades, habilidades y destrezas en diversas vocaciones, por lo tanto descubrir que no eligió la carrera correcta no debería ser un factor tan impáctate en nuestras vidas ni debería ser visto como una pérdida de tiempo, más bien es una experiencia adquirida en un área que fue significativa en determinado momento de nuestras vidas, y como todos evolucionamos quizás en este momento pasó a un segundo plano para seguir con un nuevo proyecto.
Lo más importante en este momento no es ver el tiempo invertido, ni atormentarse con pensamientos negativos, es importante recordar que un factor esencial de la madurez emocional es aceptar el pasado para poder construir un buen futuro; lo más apropiado es buscar un orientador vocacional para que le ayude a aclarar sus sentimientos para que pueda identificarse consigo mismo y pueda determinar qué es lo que quiere y cuáles son sus objetivos.
Tener satisfacción en la carrera que elegimos es un factor predominante en el éxito profesional, laboral y espiritual, puesto que si descubrimos que no elegimos la vocación correcta, debemos dar riendas sueltas en busca de lo que realmente queremos.
Wendy Cruz
